martes, 19 de enero de 2010

AGRICULTURA FAMILIAR, EL CAMINO.

No habrá hambre cero ni justicia social sin agricultura famialiar.

La siembra comercial en gran escala impulsada por las multinacionales de las semillas transgénicas y los paquetes tecnológicos ya ha demostrado su efecto en la concentración de la tierra, la expulsión de campesinos y la miseria generalizada en los cordones urbanos.

La destrucción del medio ambiente con el avance sobre los bosques, la contaminación de suelo y el agua es una realidad palpable en la argentina.

Hay un camino, el único, volver a cuidar el suelo y el agua, ese camino es el hombre labrando la tierra para producir alimentos en armonía con el medio ambiente.

Necesitamos políticas comprometidas con el futuro alimentario de los argentinos. Comprometidas en serio. Con fuertes incentivos y condiciones dignas para quienes están en condiciones de producir alimentos para los argentinos y para el mundo. Para ello, las organizaciones deben cumplir un rol irremplazable, luchar para hacerse presentes en las mesas donde se deciden las políticas para el campo. Y demostrar quienes son "el campo", si el 15% de la agricultura comercial o el 85% de los productores familiares. Este es el desafío.

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